PESCADORES DE PERLAS
(1938. Dir. Guillermo
Calles.
Guillermo
Calles (1893 – 1958) nació en Chihuahua y era de ascendencia
tarahumara por lo que su tipo físico hizo que le apodaran “El Indio” y
estereotiparlo en roles indígenas en sus apariciones fílmicas. Emigrado a Hollywood,
comenzó ahí su carrera dirigiendo cintas cortas. En 1921, apoyado por otro
realizador pionero, Miguel Contreras Torres, filmó su primer largometraje en
México (De raza azteca). Luego de otra vuelta a Hollywood, retornó
en 1926 para filmar El indio yaqui y tener una carrera
regular. En 1928 filmó Sol de gloria, melodrama con ambiente
tropical que volvería a filmar en 1938 bajo el título de Pescadores de
perlas. Luego de otra película, Calles no volvería a dirigir y
aparecería solamente como actor en roles pequeños como indígena, curandero,
campesino o personaje siniestro).
Victoria Blanco y Víctor Manuel Mendoza
Con pobre factura y corta duración que apenas sobrepasa una hora, Pescadores de perlas es un melodrama que ocurre en alguna playa donde el mulato Ignacio (Víctor Manuel Mendoza, con 25 años, en su cuarta película) rescata a la joven Rosa (Victoria Blanco) quien ha sobrevivido al naufragio del barco que la llevaba de Panamá hacia Estados Unidos, bajo el mando de su padre, el capitán de la nave. El muchacho lleva a la joven hacia su casa donde vive con su madre Juana (Sara García), pero sus patrones, los dueños de una pescadora de perlas, Ernesto (Carlos Villatoro) y Gustavo (Efrén Buchelli) le llaman para enterarse de la historia de la chica a la cual protegen. Durante una pesca de perlas, Ernesto baja a cortar unas ostras pero es casi atacado por un tiburón y está a punto de ahogarse. Mientras esto sucede, Ignacio se da cuenta que el capataz Tiburcio (Ángel T. Sala) se ha robado unas perlas. Cuando Gustavo descubre los robos de Tiburcio, éste lo mata y echa la culpa a Ignacio quien huye y es dado por muerto al pensarse que lo han devorado los caimanes. Quien se ha dado cuenta de todo es la esposa de Tiburcio, Sofía (Virginia García). Muere Juana y Rosa descubre un documento que indica que Ignacio es hermano bastardo de Ernesto. Ignacio es capturado y va a ser fusilado pero la ejecución se detiene cuando Sofía confiesa la verdad sobre Tiburcio, quien ayudado por Simón (Alfonso Bedoya), su hermano, escapa pero en alta mar ambos son atacados por tiburones. Ignacio muere, porque había sido herido en un enfrentamiento previo contra Tiburcio, sin saber que su madre había fallecido.
Victoria Blanco, Carlos Villatoro y Víctor Manuel Mendoza
Esta
desconocida película que ni siquiera fue estrenada en la capital presenta
muchas curiosidades. Producida por Producciones Alcázar, a través
de Virgilio Calderón, (hermano mayor de José U. Calderón cuya carrera dentro
del cine comenzara con un circuito de salas de cine en la frontera con Estados
Unidos bajo el nombre de Cines Alcázar y sería padre de los productores Pedro,
Guillermo y José Luis), en una rara incursión como productor quien agradece a
la Secretaría de la Defensa Nacional su apoyo para las escenas de persecución y
del posible fusilamiento del personaje de Ignacio. Virgilio Calderón había
producido dos cintas en 1937: Don Juan Tenorio (René Cardona) y La
cuna vacía (Miguel Zacarías); en 1938, aparte de la que estamos analizando,
participaría en Canto a mi tierra (José Bohr). Estas
películas, junto con La zandunga (1937, Fernando de Fuentes) fueron
los primeros pasos de los Calderón dentro de la producción fílmica.
Por otro lado,
como pescadores que matan el tiempo cantando y tocando la guitarra,
aparecen El Charro Gil y sus Caporales, trío conformado por Felipe
Bojalil Gil, junto con Carlos Álvarez de la Cadena y Jesús “Chucho” Navarro.
Posteriormente, este último se uniría con Alfredo “el güero” Gil (quien
sustituiría a Carlos Álvarez en Los caporales) y con Hernando
Avilés, para formar el trío Los Panchos que tendrían alcance
internacional. La localización geográfica de la cinta se vuelve inexacta: en
México, los cultivos de perlas se encuentran en Baja California pero el barco
que utilizan los pescadores lleva el nombre de Zihuatanejo (donde fueron
filmadas secuencias en exteriores) donde no son comunes, aunque era de
esperarse la posibilidad de que fuera una comunidad veracruzana o guerrerense
por la predominancia de negros y mulatos cuyos asentamientos mayores son en
estas playas tropicales en lugar de las bajacalifornianas.
El personaje
de Rosa llega a la playa en ropa de dormir por lo que Ignacio se acomide en
darle una manta de palmas. Luego la vemos en ropa de ciudad, moderna y cómoda,
que cambia con toda facilidad de escena a escena sin que nos expliquemos su
procedencia ya que el pueblo se encuentra alejado de una capital (no olvidemos
que es 1938). Es interpretado por Victoria Blanco, actriz de origen peruano
quien llegaría a filmar 14 películas entre 1933 y 1939 para desaparecer por
completo del cine mexicano, caso que ocurrió con muchas otras presencias
femeninas que no lograron destacar (Carmen Guerrero, Gaby Sorel, Marta Ruel o
Lupita Gallardo, entre otras).
La cinta es un
melodrama torpe, mal filmado, con fotografía de un incipiente Víctor Herrera
quien apenas llevaba cinco años en el cine y llegaría a ser otro de los
maestros de la composición de imagen y el dominio de la luz. La anécdota es
esquemática y presenta al héroe sacrificable, sobre todo porque era mulato (a
pesar de ser el único atractivo de toda la película), contra la villanía
abusiva. El galán triunfador sería el personaje rico y con la posición adecuada
para desposar a la muchacha rubia, guapa y también de clase conforme. Una
variante del Rancho Grande colocada en ambiente tropical, aunque sus orígenes
se remontaban al cine silente que conocemos por referencias con cuentos
morales. Aquí no podíamos tener una excepción.
Un joven Víctor Manuel Mendoza
Nota: la baja calidad de las fotos es porque fueron tomadas directamente del vídeo.